Primera parte - Atravesando mundos, ¡he llegado!

Capítulo 1 - Un héroe murió una vez y renació en otro mundo

Kurei Yuugo era un estudiante de instituto normal y corriente. Si realmente tuviéramos que nombrar una cosa de él que fuera diferente, es que realmente le gustaban los héroes.

Desde caballeros enmascarados montando caballos de acero hasta guerreros de varios colores uniendo sus fuerzas, pasando por chicas mágicas lindas y encantadoras, todo le gustaba. Gracias a su influencia, creció honesto, brillante, amable y, en general, un buen muchacho.

Era atlético y tenía un cuerpo fuerte, y sus padres, profesores y amigos le decían a menudo que podría desempeñar muy bien un trabajo en el que pudiera dedicarse a los demás, como policía o bombero. Siguió viviendo esta vida, sin quejarse especialmente de ella.

...Pero un día soleado, la vida de Yuugo llegaría abruptamente a su fin.

Salió a comprar una revista sobre tokusatsu y, mientras tanto, decidió caminar por un centro comercial cercano. Allí, por desgracia, se encontró con un hombre que atacaba a los transeúntes con un cuchillo.

Mientras la gente se apresuraba a huir y cundía el pánico en el centro comercial, Yuugo vio al criminal a punto de atacar a una madre y su hijo, y se utilizó a sí mismo como escudo sin tiempo siquiera para pensar.

El cuchillo le atravesó el pecho, pero mientras su cara se retorcía por el inimaginable dolor, utilizó las habilidades físicas de las que tan orgulloso estaba y la descarga de adrenalina para, de alguna manera, dejar inconsciente al asesino... Pero el precio que pagó, fue su vida.

Al ver a la madre y al niño llorando por él, sus pensamientos fueron optimistas hasta el final, ya que pensó que no era una mala forma de morir. Sonrió, cerró los ojos y terminó su vida sintiéndose satisfecho. Sin embargo...

—¡Estás desheredado Yuugo! ¡Eres una vergüenza para mi familia!

—¿Eeh...?

Cuando recobró el conocimiento, estaba siendo reprendido.

Un hombre de mediana edad con una distintiva barba roja, y una cara roja a juego, le estaba gritando.

—Perder un duelo contra un desconocido, usando la preciada espada Garandil, que ha pasado por mi familia durante generaciones... ¡Eres la peor vergüenza! Estaba dispuesto a pasar por alto algo de violencia y desorden porque eras fuerte, pero después de avergonzar tanto a mi honorable familia, ¡ya no te necesitamos aquí! ¡Estás expulsado! Expulsado!

—H...hum, lo siento, pero de qué estás hablando... En realidad, ¿quién eres?

—¡Basta de bromas! ¡No quiero saber nada más de ti! ¡Me llevo a Garandil, y haré que te echen de tu dormitorio! ¡Agradece que hasta te pago la matrícula! ¡Ah, y hasta Lady Claire te fue arrebatada porque perdiste contra ese tipo cualquiera! ¡Mis planes cuidadosamente pensados están arruinados! ¡No quiero volver a ver tu cara! ¡Nunca vuelvas a usar el apellido Clay, Yuugo!

—¡Ah, Espe...!

Después de soltar todo lo que tenía que decir, el hombre de mediana edad abandonó la habitación indignado.

Fue entonces cuando Yuugo por fin se dio cuenta de que estaba tumbado en una cama de la enfermería, e intentó ordenar la situación en su mente, mientras un signo de interrogación aparecía sobre su cabeza.

A juzgar por cómo le habló el hombre que le gritó enfadado y se marchó, podía suponer que era su padre.

Sin embargo, no podía parecerse menos al padre que conoció. Ese hombre ni siquiera parecía japonés.

¿No me habían apuñalado en el pecho? pensó. Mientras sus pensamientos se agitaban confusos, levantó casualmente la cabeza y miró su reflejo en la ventana, al mismo tiempo que jadeaba y gritaba.

—¿¡Q...q-qué!? ¿¡Quién!? ¿Quién eres?

Lo que vio no fue el rostro de diecisiete años que estaba acostumbrado a ver, sino a un joven pelirrojo de mirada malvada.

Se sorprendió al ver esa cara, que parecía de villano incluso cuando se suponía que transmitía sorpresa, pero luego pensó para sí mismo que parecía bastante guapo.

Rápidamente se dijo a sí mismo que no era el momento de mostrar su optimismo innato, y trató de calmarse.

Pero entonces, la puerta de la enfermería se abrió de golpe, y un chico entró corriendo mientras lo llamaba.

—¡Hermano mayor! ¡Hermano mayor Yuugo! Menos mal que estás despierto.

—¿O-oh...?

Un chico joven que parecía estar en primaria le estaba llamando hermano mayor.

El chico de pelo negro, que tenía un aire de introversión, miró a Yuugo como si se sintiera aliviado desde el fondo de su corazón.

Cuando los ojos de Yuugo se desviaron y pensó para sí mismo que, a menos que su memoria le estuviera jugando una mala pasada, no tenía hermanos, el joven sintió que algo no iba bien y se volvió hacia Yuugo con expresión interrogativa.

—¿Qué te pasa, hermano mayor? ¿Te encuentras mal?

—Ah... siento mucho si esto te hace sentir mal, pero... ¿Quién eres?.

—¿Eh...? Hermano mayor, ¿¡tu memoria...!? ¿Ese golpe te hizo perder la memoria?

—P-probablemente algo así. Perdona, pero ¿puedes decirme quién soy yo, quién eres tú y por qué estoy en esta situación?.

La cara del chico se puso pálida, pues le sorprendió que Yuugo no se recordara a sí mismo.

Yuugo se sintió mal, pero decidió seguirle la corriente a la teoría de la pérdida de memoria, y el chico empezó a explicarle varias cosas con cuidado.

—Tu nombre es Yuugo Clay, el hijo mayor de la distinguida familia de caballeros Clay, y el heredero de la preciada espada Garandil que ha pasado de generación en generación por nuestra familia. Y yo soy tu hermano pequeño, Phi Clay. Digo hermano pequeño, pero tenemos madres diferentes, y como mi cuerpo es débil, no puedo ser un caballero...

—Te estabas batiendo en duelo con un compañero antes de perder el conocimiento. Y, hum... perdiste. Y como apostaste a tu prometida Claire, te la quitaron, y nuestro padre se enfureció diciendo que la derrota avergonzaba a nuestra distinguida familia. Y...

—Ah, creo que lo entiendo...

En realidad había muchas cosas que aún no entendía, pero sentía que eso era lo que debía decir en ese momento.

Al menos, sí entendía una cosa, y la decía como si no se tratara de él.

—Se trata de una reencarnación a otro mundo. Y no sólo eso, ¡estoy en el papel de un villano que obtiene su merecido...! Nunca he experimentado algo así.


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